martes, 26 de mayo de 2009

Un año = 12 meses


Hace un año a estas horas apenas llevaba una hora fuera de la tripa de mamá y ahora ya soy un mocetón inquieto, curioso y algo bruto. Ando, corro, subo escaleras, intento escalar la cuna desde fuera, muevo sillas y taburetes, me salgo de la trona para gatear por la mesa, en la calle o el parque no tengo problema en alejarme para explorar, persigo a gatos y perros... He aprendido a patalear si no consigo lo que quiero. Sé perfectamente cuando hago gracia, y como soy algo payaso pues sigo con el repertorio.

Como muy bien, y mucho. Sigo despertándome a cenar y recenar por la noche, y la hora de dormir sigue siendo difícil. Eso sí, entre las 6 y las 7 toco diana, que hay mucho que hacer. Tengo ya cuatro dientes y una muela que empieza a salir.

Últimamente estoy un poco enmadrado (amazulo que dicen por aquí), y cuando quiero que mamá me coja sé como convencerla (agarrame a sus rodillas para que no pueda caminar). Eso sí, cuando papá llega de trabajar lo recibo con la mejor de mis sonrisas porque nos lo pasamos pipa jugando.

En fin, que ya voy aprendiendo todo lo que hay que saber para hacer la vida difícil a los padres. Eso sí, siempre tengo una sonrisa a mano, para cualquiera, por cualquier cosa.
Es que soy feliz, y se nota.


¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!!

Zorionak zuri, zorionak zuri, Zoriooooonak Maaartintxoooooooooo, zorionak betiiiiiiiiiiiiiiii



Pues sí, mi primer cumpleaños. No sabía muy bien que pasaba, pero me he dado cuenta de que era el centro de atención: desde que llegué a la guardería con una bolsa de aspitos y me rodearon todos mis compis hasta la mini-fiesta de casa que aplaudían todo lo que hacía. En la ikastola me hicieron una corona y todo, pero no me he pasado el día quitándola. Gracias por todos los regalos que han llegado y a todos los que os habéis acordado de felicitarme.

jueves, 14 de mayo de 2009

lunes, 4 de mayo de 2009

La playa


Este mini-puente nos hemos ido a Asturias, y aprovechando el sol y el amago de primavera que tuvimos estos días, bajamos a la playa, y aunque al principio no me gustaba mucho eso de caminar descalzo y que se me hundieran los pies, luego no tenéis más que ver las fotos.

Pero el puente ha dado para mucho más, montar en carretillo con Elena, excursión por la costa, jugar con las pinzas y con las acelgas.



Si quieres ver la secuencia completa del descubrimiento de la arena y el fin de semana PINCHA AQUI.